En el antiguo local de la mítica discoteca Woody vuelve a sonar la música. Pero el ‘dance’ y las canciones comerciales del pasado han sido desbancadas hoy por los ritmos de la escuela Borumbaia, el grupo de percusión de raíces brasileñas más numeroso de los muchos que han aparecido en la ciudad y las localidades cercanas.
Más de 60 alumnos desfilan cada semana, de lunes a jueves, en sesiones de dos horas, por las clases que imparte Guillermo Tarín, quien fundó, junto a un reducido grupo de amigos, Combe Capelle hace siete años. Primero fue el grupo, luego el triunfo, y por último, la escuela.
“Empezamos casi haciendo el tonto, en el río. Fuimos creciendo, se incorporó gente nueva con conocimientos musicales, y pensamos en dedicarnos a esto y enseñar a más gente a tocar”, explica Tarín, que cogió por primera vez un tambor en un intercambio en Irlanda.
La finalidad última es aprender y divertirse, pero con conocimiento de causa. Borumbaia (que hasta hace poco se conocía como Escuela Capelle) se adhiere a casi todas las iniciativas, manifestaciones, actos reivindicativos y causas a las que se le invita. Los alumnos-músicos no cobran y ofrecen lo aprendido en las clases. También se les puede contratar para todo tipo de fiestas y celebraciones.
El nacimiento y la expansión de Borumbaia es un minúsculo grano de arena en el boom europeo de los ritmos brasileños. Tarín conoció la batucada en Dublín. Pero “hay grupos de los países nórdicos a los que ves tocar y piensas: ‘Ni en Brasil lo hacen tan bien’”, explica Crá Rosa, miembro fundador del mítico grupo Timbalada y ahora residente en Barcelona, aunque con dos grupos establecidos en Valencia, Els cucs de Velluters y Sanguangó.
Estas tres batucadas forman parte de la expansión del denominado Samba, un baile acompañado de una música esencialmente de percusión que nació en África y viajó con los esclavos hacia Brasil, donde la hicieron suya las clases populares, que la evolucionaron y la mezclaron con todo tipo de influencias, desde el jazz hasta el rock, pasando por la música melódica (lo que dio lugar a la bossa nova) o la electrónica.
Cada país latinoamericano tiene su estilo y en cada zona se han reinterpretado las raíces comunes, pero todo empezó en Río de Janeiro, 1917, cuando se grabó por primera vez este tipo de música. Como una mancha de aceite, y gracias al desarrollo de las telecomunicaciones, se expandió la influencia del samba y se popularizó hasta tal punto que esta música llegó a dar el salto al cine en ‘Orfeo negro’ (Marcel Camus, 1959).
Se inició entonces un fenómeno que llega con fuerza a Valencia más de medio siglo después. La ciudad cuenta, además de con Borumbaia, con la escuela Kultrún, con S’Ambalà, y con la Murga Lunátika, más influenciada por los ritmos argentinos y uruguayos, y que incluye baile en sus espectáculos. El fenómeno no es exclusivo de la ciudad. El ‘consulado musical’ de Brasil tiene ‘delegaciones’ en Picassent, con Sanguangó Batucada, en Ontinyent, con Batukem o Baketà, y en Alcoy, con otra multitudinaria escuela como Ta! Quirikità!.
Comentarios
3 Responses to “El consulado musical de Brasil en Valencia”
hola me llamo juan santos tengo 33 años,y me gustaria saber como puedo apuntarme a una escuela de batucada,un saludo
Necesito un profesor que dirija Aeku batukada.
Cuando se publicó esta noticia, hacia su debut la batucada KumKumTrà por la Playa de Gandia. Hoy, 5 años después, seguimos creciendo, con mas de 60 miembros y otros tantos educandos.
Que no pare la música!