Lola Pan, Niño Perro y Ernesto Efe son los alter egos de los poetas Ana Noguera, Aldo Alcota y Sebastián Vítola. El pasado viernes desarrollaron la primera de dos lecturas programadas en el Kafkafé de Benimaclet (Valencia) con las que muestran al mundo la otra cara de su naturaleza poética.

Señorita Pepis, evocadora imagen para ilustrar la lectura de Lola Pan, de Ana Noguera.
El género del alter ego no se prodiga en la literatura, a no ser que se le siga la pista, o que la pista dé con el perseguidor. Se trata de un género propio, aunque para abordarlo hay que aproximarse a su definición como término psicológico. El otro, un trastorno de identidad por el que una de las personalidades del «yo» interactúa con el mundo y lo percibe de manera distinta. En el siglo XX literario, deja huellas perennes como el señor Keuner de Bertold Brecht, Chinaski de Bukowski o incluso los cronopios de Julio Cortázar.
El Kafcafé, un local del barrio de Benimaclet que ofrece su espacio diariamente a distintas disciplinas artísticas, ha decidido darle un hueco a la huella contemporánea del alter ego literario organizando un par de lecturas. La primera de ellas tuvo lugar el pasado viernes, el 11-11-11; la próxima será en enero. Los poetas Ana Noguera, Aldo Alcota y Sebastián Vítola, propietario del establecimiento, recuperan la otra cara de su obra en la que son con otro nombre, Lola Pan, Niño Perro y Ernesto Efe.

'Ernesto Efe, paseando un perro muerto', por Sebastián Vítola.
En una grabación del programa ‘A fondo’ de TVE (años 70), le pedían a Julio Cortázar una explicación sobre su libro ‘Historia de Cronopios y de Famas’. Se limitó a explicar cómo nacieron esos personajes inventados por él: en un concierto homenaje a Igor Stravinsky, en uno de los intermedios, después de que los asistentes salieran de la sala, dice Cortázar que aparecieron círculos de color verde, muy amistosos, que desde ese primer instante tuvieron nombre, y que más tarde en el libro asumirían costumbres próximas a las del hombre asocial, a las del poeta. De manera similar debió nacer el detective bolañesco Arturo Belano, o el Leopold Bloom de Joyce. Una segunda cabeza, una segunda naturaleza en la personalidad que encuentra en el papel su sitio.
Así nacen los ater egos que se han presentado en el Kafcafé. Se recordó que Lola Pan «se concebía un desierto dentro de la burbuja cósmica. Cada vez que una polla entraba en el orificio estelar, sus minúsculos dedos la agarraban con fuerza y era regada por leche de toro», que Ernesto Efe «nació a los nueve meses después de una tarde de amor entre dos patos enfermos de gripe», que «pocas veces habló… se dice que el padre era un enano de cuerpo pero de corazón grande», y que Niño Perro «busca en los basurales restos de comida. /Niño Perro tiene el brazo cubierto de hormigas. /Se muerde el brazo, /las hormigas recorren sus dientes deformados por la leche de Perra. /Perra Romana de siete tetas y tres ojos, /lo cría y lo baña en el charco».

'Niño perro', obra creada por el poeta Aldo Alcota que sirve para ilustrar su alter ego.
«Ernesto Efe apareció, por primera vez, en un relato corto», dice Sebastián Vítola. El nombre responde a la segunda mitad de su nombre compuesto, «pero también fue un nombre elegido para intentar aligerar el peso que tiene la poesía; el peso está, pero Ernesto Efe suaviza esa densidad». Si para que naciera Efe, Sebastián confiesa que leyó a Chinaski, Ana Noguera leyó Ernesto Efe para que su Lola Pan se desarrolara. «Desde que empecé a escribir, solía elegir un nombre a través del que expresarme. Lola Pan me acompaña desde hace cinco años. He escrito cuentos, escribo poesía; pero en el alter ego es donde me he sentido más cómoda». Aldo Alcota, autor de Guayacán: Niño Perro, escribió su alter ego en Coquimbo (Chile), antes de decidir venir a España. «Leí en el periódico que un niño, escapado del Hogar de Menores, había sido amamantado por perras vagabundas. El puerto de Coquimbo, Guayacán, me dio el nombre, con una última sílaba perfecta».
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