Suede sigue abriendo puertas

Comienza oficialmente el Low Cost Festival. Placebo, Kasabian, Vetusta Morla, The Sounds y más, en un cartel en el que brilla la presencia de la banda de Brett Anderson, que continúa amagando con volver definitivamente aunque sin grabar material nuevo. Esta noche, oportunidad en Benidorm de ver en directo a…

Suede sigue abriendo puertas

Comienza oficialmente el Low Cost Festival. Placebo, Kasabian, Vetusta Morla, The Sounds y más, en un cartel en el que brilla la presencia de la banda de Brett Anderson, que continúa amagando con volver definitivamente aunque sin grabar material nuevo. Esta noche, oportunidad en Benidorm de ver en directo a un grupo clave en la eclosión del brit pop.

Suede actúa esta noche en el escenario principal del Low Cost Festival. Foto: Optimus Primavera Sound/Hugo Lima

Suede actúa esta noche en el escenario principal del Low Cost Festival. Foto: Optimus Primavera Sound/Hugo Lima.

‘The Drowners’, una canción con una batería personalista y disfuncional, abrió el camino. Era principios de los 90, el Reino Unido buscaba sonidos desesperadamente y el post punk parecía haberse estancando. Y entonces apareció Suede. Los chicos de Brett Anderson eran distintos a todo, pero tan parecidos al sonido del Bowie de los 80 y a los primeros The Smiths que no les fue difícil patear una puerta por la que se colaron Blur, Oasis, Elastica, Pulp y decenas de grupos más. Sólo unos meses despúes llegaría su primer disco y en él, imprescindibles como ‘Animal Nitrate’.

Lo que fue llegando disco tras disco, hasta su separación en 2003, ya es parte de la historia de la música británica. Se les atribuye algunos de los mejores momentos del brit pop, ese estilo genuino, directo y con mala leche que Blur y Oasis se encargaron de vender en medio mundo. A Suede le quedó escandalizar con letras que presumían de escarceos con las drogas, ambigüedad sexual y mucha crítica a un sistema y a una sociedad a la que daba gusto abofetear. Canciones cargadas de rabia como ‘We are the pigs’ dieron paso a estribillos memorables como los de ‘Trash’, ‘Lazy’ o ‘She’, y a melodías irrepetibles como la que encabeza ‘The Beutiful Ones’, una de las guitarras más reconocibles del pop británico.

Se les acusó de tocar techo y eso les pasó factura, a pesar de editar un gran ‘Head Music’ en 1999. Cuatro años después, Anderson y sus chicos se habían cansando los unos de los otros y decidían tirar cada uno por su lado. Algunos probaron en solitario y el mismo cantante se puso al frente de una banda tan tristona como su nombre, The Tears («las lágrimas», en inglés), para luego probar suerte en solitario. La falta de acierto les puso de nuevo en el mismo camino.

Brett Anderson, dándolo todo sobre el escenario hace unas semanas en el Primavera Sound portugués. Foto: Optimus Primavera Sound/Hugo Lima.

Brett Anderson, dándolo todo sobre el escenario hace unas semanas en el Primavera Sound portugués. Foto: Optimus Primavera Sound/Hugo Lima.

Desde que anunciaron su vuelta a finales de 2010, han pisado una docena de festivales. No se ponen presión e incluso empieza a resultar algo insolente la forma en la que Anderson habla de su supuesto nuevo disco. Él es así. Nadie le puede acusar de haber cambiado. Es el mismo que reconocía en 1993 haber probado la heroína pero que no se atrevía a decir qué sentía porque no era adicto y no lo veía objetivo. El mismo que jugó tanto con la bisexualidad latente que se declaró confuso en más de una ocasión. El mismo que bromea diciendo que el de hoy, como el resto de los conciertos anteriores, puede ser el útlimo concierto de Suede. Él mismo se considera un tipo estúpido; parte de su encanto.

La propuesta que Suede presenta esta noche en el Escenario Budweiser del Low Cost Festival a partir de las 23.30 horas se presume como la que cabía esperar. Un setlist en el que no se dejará nada de lo imprescindible y una actitud despierta pero distante. Así abrió la puerta de la primera edición del Primera Sound portugués hace unas semanas. Así marcará el inicio a la primera jornada del Low Cost 2012, la última puerta que se dispone a abrir Brett Anderson.