Enterrar vivo a Ryan Reynolds y cuestionar los poderes sobrenaturales de Robert de Niro ha catapultado al director Rodrigo Cortés al Olimpo de los cineastas españoles. Gracias a la selección de sus obras imprescindibles para el Festival Internacional Cinema Jove de Valencia nos adentramos en el lado más intimista y trascendente de su genial concepción del celuloide.
Su cercanía hacia los medios y la irreverente acidez de su cuenta de Twitter, con más de 35.000 seguidores, le avalan. Aún así, para evitar dudas, Rodrigo Cortés (Pazos Hermos, Orense, 1973) nos recibe ameno y distendido. El cineasta gallego de nacimiento y manchego de adopción vuelve a Valencia con sección propia en el Festival Internacional Cinema Jove, encuentro que dio el impulso definitivo a su carrera hace más de una década con un galardón traducido en una estancia formativa en Hollywood. El cineasta pasó por la edición de 2001 compitiendo en la sección Oficial de Cortometrajes del Festival con su obra ’15 días’, con la que obtuvo el Premio Filmmaster del Canal Estudio Universal (Universal Studios Network). Ahora, la sección ‘Cuadernos de Rodaje’ del festival ofrece una retrospectiva de las siete obras seleccionadas por él mismo que, de una forma u otra, más han influido en su carrera. Antología que nos permite indagar en qué hay más allá del cineasta de moda, descubriendo su lado más crítico, analista y racional. El director de ‘Concursante’, ‘Buried’ y ‘Red Lights’ se descubre para Nonada.
“Lo que he hecho hasta ahora son películas que hablan sobre el propio medio, sobre el cine y sobre sí mismas”, subraya Cortés
“Echando la vista atrás me doy cuenta de que a lo largo de mi carrera me he visto salpicado por una serie de obsesiones, casi inconscientes, que se han visto traducidas en mi obra”, nos cuenta. “Analizar la selección de películas que yo mismo he hecho para el festival me ha permitido descubrir algunos patrones e ideas implícitas en ellas, temas y referencias que yo también he absorbido y plasmado”. En efecto, los siete largometrajes de la sección son un ecléctico repaso a la historia del cine, con clásicos atemporales y referencias modernas, de las que Cortés ha querido extraer y señalar características muy concretas. El discurso narrativo de ‘Otto e mezzo’ de Federico Fellini, la particularidad del montaje de ‘F for Fake’ de Orson Welles o la convivencia de mundos reales e imaginarios de ‘Sherlock Jr.’ de Buster Keaton, entre otros, convergen en imágenes muy concretas de su propia percepción del cine. “De alguna manera lo que he hecho hasta ahora son películas que hablan sobre el propio medio, sobre el cine y sobre sí mismas”, asevera.
“Me interesa mucho la capacidad alegórica del cine, pequeñas piezas que coquetean con lo fantástico y resuenan de forma muy poderosa”
Una visión que el mundo de la estafa planteado en ‘Red Lights’ o la metáfora económica y fílmica de ‘Concursante’ dejan entrever un hilo conductor y común en el director. “Y es además ese mundo de la mentira y la manipulación lo que define mi forma de ver este oficio”, añade. “Una proyección compuesta fundamentalmente de engaños, en el buen sentido, en la que el cineasta no debe tratar de contar la realidad, sino la verdad a través de su visión subjetiva y tramposa, la única forma eficiente de hacerlo, a través de grandes mentiras”.
Como una suerte de discípulo aventajado de grandes figuras como Akira Kurosawa, Billy Wilder o Ingmar Bergman, todos ellos con un sello personal inconfundible, la aún corta pero notabilísima filmografía de Rodrigo Cortés destila tintes muy homogéneos, análogos y fáciles de identificar. “Me interesa mucho la capacidad alegórica del cine, la posibilidad metafórica no obvia y nada pretenciosa de pequeñas piezas que coquetean con lo fantástico y que consiguen a través de premisas casi insignificantes resonar de forma muy poderosa, con comentarios profundos sobre el ser humano”, asiente.

Rodrigo Cortés en la rueda de prensa del festival. Foto: Cinema Jove.
“Algo más” sobre lo que reflexionar
Cortés se ha convertido con sus multipremiados cortometrajes y sus tres largos en uno de los referentes de un estilo que, a modo de péndulo que se había dejado atrás pero vuelve inexorable, se ha hecho un hueco en la ficción de los últimos años. Es la ficción, en cine y televisión, que interactúa con el espectador, que le obliga a participar activamente en la obra. “Hablo de una fórmula en la que se plantean preguntas trascendentales pero no siempre se ofrecen todas las respuestas, se obliga a buscarlas, se incita a trabajar y hacer los deberes, resultando que una película es tantas como espectadores hay en la sala”, afirma. No en vano sus personajes Martín Circo, Paul Conroy y Tom Buckley dan buena cuenta del calvario personal al que se enfrentan en ‘Concursante’, ‘Buried’ y ‘Red Lights’ respectivamente y que, con el ‘the end’ final nos llevan a pensar que hay “algo más” sobre lo que reflexionar.
Con un autor que empezó experimentando con el Super-8 y en la actualidad dirige a gigantes de la interpretación, y con motivo de su vuelta a Cinema Jove, es inevitable cuestionarle sobre la relevancia actual de los festivales. “Se han convertido en un arma de doble filo, fruto de la enorme ansiedad que impera en ellos. Ansiedad por ser el primero en descubrir la nueva obra maestra del año o incluso el mayor fracaso, pero sobre todo por dar una opinión altisonante que acaba por restringir las categorías posibles en obras buenísimas u obras malísimas”.
Resulta tan tópico como necesario hablar de Rodrigo Cortés desde la perspectiva englobadora de la generación de treintañeros que en los últimos años ha abierto las fronteras del cine español. Ya sea trabajando en Hollywood directamente o atrayendo a nuestro país a las estrellas internacionales, figuras como Juan Carlos Fresnadillo, J. A. Bayona, Jaume Collet-Serra, los hermanos Pastor o Nacho Vigalondo han dado el gran salto al cine de masas. Cortés, sin embargo, evita hablar de un “salto de calidad” y lo atribuye a causas mucho más simplistas. “Hollywood siempre se ha visto atraído por el dinero. Creo además que se trata de un fenómeno que responde a la realidad global, en tanto en cuanto el mundo se ha convertido en un lugar mucho más pequeño, con límites y fronteras muy difuminados y donde lo que hoy es un paso antes se consideraba un salto”, sentencia. Además, no se olvida de la herencia recibida. “Lo que sucede ahora es fruto del camino andado mucho antes por otros”.
“Los festivales se han convertido en un arma de doble filo, fruto de la enorme ansiedad que impera en ellos”, señala el cineasta
Sonsacarle en qué tiene puestas sus miras ahora mismo es tarea imposible. Ni una pista sobre proyectos futuros o, como él prefiere, películas en marcha. Lo más inmediato será este mismo año a través de su faceta como productor. ‘Grand Piano’, de su compatriota y amigo Eugenio Mira, inaugurará el Festival de Sitges 2013 en octubre con Elijah Wood y John Cusack en el reparto. Una oportunidad de ver otra faceta del polifacético Rodrigo Cortés, esta vez como “generador de proyectos”. Un adelanto de la perspectiva tan particular, coherente y vertebrada del cine que está por venir.
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