Toda idea necesita un empujón. Todo proyecto necesita una inversión. La figura del ‘business angel’ toma protagonismo en un momento en el que únicamente los buenos proyectos tienen esperanza de vida. Sólo hace falta que unos y otros se encuentren y se ayuden. De la colaboración nace el éxito.

Ángeles de los negocios que dedican parte de su capital en invertir en proyectos a los que no les une más que la intuición. Ilustración: Bubbo-Tubbo.
«Nuestra cultura no está todavía muy preparada para invertir en ideas, aunque poco a poco se va a abriendo a funcionar como en Estados Unidos, donde la gente invierte en tu proyecto si lo ve viable empresarialmente». Son palabras de un joven valenciano recién aterrizado en el oeste de Estados Unidos, donde ha ido en busca de trabajo y desarrollo personal, pero podría ser la historia de cientos de proyectos que necesitan de un empujón, de ayuda profesional e interesada que levante definitivamente una buena idea y la convierte en realidad. Es lo que se ha venido a denominar como ‘business angels’, ángeles de los negocios que dedican parte de su capital a invertir en proyectos a los que no les une generalmente más que la intuición.
‘Clay Kids’ es un ejemplo de ese tipo de proyectos que necesitaban un empujón. Creada por la productora valenciana Clay Animation, se trata de una serie de animación infantil pensada desde sus inicios para ser desarrollada como parte de un proyecto de contenidos multiplataforma que incluye juegos, aplicaciones para smartphones, libros electrónicos o música. Los premios y su movimiento en varias ferias del sector le han asegurado su emisión en alrededor de 60 países. Pero para llegar hasta aquí hacía falta inversión.
A parte de la contar con la coproducción de TVE y la colaboración del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), el ICEX y el Instituto Valenciano de Finanzas, ‘Clay Kids’ cuenta con una inversión de hasta 800.000 euros realizada por distintos ‘business angels’. Es el ideal de un emprendedor: poder llevar a cabo el proyecto, contar con un sólido capital detrás y aprovechar la experiencia de personas o entidades que están más que acostumbradas a invertir en negocios recién nacidos. La fórmula parece haber tenido éxito y fue premiada hace unas semanas como el Proyecto más Atractivo para los Inversores en 2013 dentro del II Congreso Nacional de Business Angels organizado en Valencia por la Asociación Española de Business Angels Networks (AEBAN).
Un mercado de inversiones
Tener ángel es complicado, pero conseguir convencer a uno no queda lejos. Se requiere, antes de nada, un proyecto bien perfilado, algo de suerte y sobre todo mucha capacidad de movimiento. «Saber venderse es esencial cuando tienes una idea que necesita financiación», reconoce uno de los presentes en los encuentros de ‘networking’ que se generaron alrededor del encuentro de AEBAN.
Constituida en 2008, AEBAN nació con la intención de promocionar la figura del ‘business angel’ y de promocionar la actividad de las redes españolas que los coordinan. En la actualidad forman parte de ella 25 redes de ‘business angels’ que, según datos de la propia asociación, aglutinan «cerca de 400 inversores que en último año movilizaron recursos por valor de 20 millones de euros». Uno de sus objetivos hoy por hoy pasa por «servir de foro de intercambio de información, experiencias y proyectos entre representantes” de estas redes, sirviendo como nexo de unión entre proyectos e inversores. “Es esencial acudir a todo tipo de eventos para que conozcan tu proyecto; si no eres casi invisible», reconocen quiénes andan en busca de ángel.

‘Clay Kids’, serie de animación valenciana que ha contado con inversión de varios ángeles. Foto: Clay Animation.
El perfil del ‘business angel’ español no se diferencia mucho del internacional, aunque las peculiaridades legales y fiscales moldean un tipo de ángel empresarial particular. AEBAN lo perfila como personas que invierten «su propio dinero, a diferencia de las entidades de Capital Riesgo que invierten el dinero de terceros, toman sus propias decisiones de inversión, invierten en empresas con cuyos promotores no tienen una relación de parentesco o amistad” y, fundamentalmente, “buscan ganar dinero, aunque esta no sea su única motivación para invertir».
Todos ganan en esta relación. Los proyectos encuentran un empujón profesional y un plus para su estructura ya formada, y los ángeles tienen, además de la rentabilidad propia de un negocio que sale bien, interesantes beneficios fiscales. Con los últimos cambios en materia tributaria, se pueden llegar a deducir hasta 50.000 euros de las ganancias.
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