A las puertas del que solía ser un día de inmensa felicidad para escolares, ¡el día de fin de curso!, muchas familias se ven ante una situación verdaderamente angustiosa. Con el cierre de los comedores de los colegios, se cierra también el acceso de sus hijos a una fuente de alimentación que no pueden costear.

Cruz Roja repartirá este verano más de 3.000 almuerzos y meriendas a niños de Alicante.
En Alicante las clases acaban el 18. En Valencia y Castellón, el 20. “Se cierra y ya está. No hay posibilidad, ni autonomía, ni capacidad de decisión para mantener el comedor abierto”, señala Miguel Andreu, representante de los directores de colegios de primaria en el Consejo Escolar de Alicante.
En la Comunitat Valenciana, las becas de comedor cubren a los alumnos de octubre a mayo, lo que quiere decir que en junio miles de familias se han enfrentado ya al problema de la falta de comedor. El del CEIP Gloria Fuertes de Alicante, por ejemplo, cerró. Sus 320 alumnos son becados y sin el dinero de la beca las familias no se pueden permitir pagar el menú, con lo cual el comedor es insostenible. El director añade “a la empresa se le debe el comedor desde enero, ¿cómo le vas a decir suminístrame también en junio? No se le va a pagar”.
La necesidad es acuciante y nuevas voces se suman para reclamar atención sobre el problema de la malnutrición infantil que, según datos de la ONG Educo, afecta a 1 de cada 4 niños. La Defensora del Pueblo ha solicitado que los comedores escolares sigan dando de comer a los niños en situación de mayor vulnerabilidad cuando acabe el curso.
La Síndic de Greuges ha instado con urgencia a la Conselleria de Educación para que amplíe las becas de comedor en verano
En la Comunitat, la Síndic de Greuges ha elevado dos quejas, una a Educación y una a Bienestar Social. Ambas aún sin respuesta. Emilia Caballero ha instado con urgencia a la Conselleria de Educación para que amplíe las becas de comedor durante el verano. La Síndic señala que los beneficiarios ya han sido valorados y que los baremos han contemplado situaciones de pobreza, exclusión social y de especial vulnerabilidad, por lo que queda acreditada la necesidad de ser atendidos “de forma ininterrumpida a lo largo del año”.
Por otra parte, Bienestar Social tiene proyectadas ayudas para Escuelas de Verano gratuitas que, además de actividades, incluirían atención básica, es decir, comida. 1,2 millones para financiar actividades de ayuntamientos que acaben llegando a 2.400 menores. Como indica Caballero, todavía no se han convocado ni se conocen los requisitos para optar a esas ayudas, que de entrada ya se quedan cortas si tenemos en cuenta que este curso Educación becó con el 100% del coste de comedor a 53.000 alumnos.
Becas donde no llegan las becas
Hora de la merienda. Un joven añade agua del grifo a la leche para para poder completar los vasos de sus hermanos pequeños. Es la campaña con que Educo busca llegar al ciudadano para su programa de becas comedor de verano y, al tiempo, retratar una realidad, la de una familia de Alcorcón.
Los datos que maneja la ONG, elaborados a partir de estadísticas de Eurostat, hablan de más de dos millones de niños en riesgo de pobreza y exclusión social en España. Si bien no se puede hablar de hambre, sí de malnutrición. Dos cientos mil niños no pueden permitirse comer carne o pescado cada dos días. Pero también existe lo que se llama “hambre oculta”, un déficit de vitaminas o minerales que provoca anemias y trastornos fisiológicos que se manifiestan a más largo plazo. En muchos casos la del comedor es la única comida completa que los niños hacen al día y con las vacaciones esa fuente de alimentación saludable queda en el aire.
En septiembre de 2013 Educo puso en marcha un programa de becas comedor al que este verano dará continuidad a fin de paliar la “falta de planificación” de las administraciones. En principio, sus ayudas van destinadas a aquellos niños que quedan fuera del sistema, al margen de las becas oficiales, bien porque sus familias no presentaron la renta, bien porque por unos pocos euros superaron el máximo establecido (en la Comunitat se fijó en 393 euros de renta per cápita). Durante el curso, han sido 300.000 las comidas que ha sufragado la organización en España. Durante el verano pretende llegar a las 96.000, en colaboración con entidades e instituciones que programen campamentos urbanos que incluyan en su oferta servicio de comedor. Se puede colaborar desde doce euros y elegir, incluso, la comunidad autónoma a la que destinar la ayuda.

1 de cada 2 niños españoles no puede ir de vacaciones.
Escuelas de verano
Durante el verano, también es importante garantizar el ocio educativo para asegurar el bienestar infantil. Algunas organizaciones advierten del riesgo de caer en la beneficencia si se abren comedores sólo para menores con necesidad. Se trata, por tanto, de buscar la integración a través del ocio, de un momento lúdico que incluya un aporte alimenticio como complemento y no como fin en sí mismo.
A día de hoy encontrar actividades veraniegas no es tarea fácil para las familias más desfavorecidas. Mientras unas entidades buscan fondos, otras todavía no han empezado a planificarse. De todos los organismos consultados, sólo Cruz Roja ha confirmado que tiene previstas Escuelas de Verano en 8 asambleas locales de Alicante con un total de dos cientas noventa y tres plazas. Entre julio y agosto tiene previsto entregar más de tres mil almuerzos o meriendas. Durante el año en toda la Comunitat ha atendido a casi seis mil niños.
El curso que viene
De cara al ejercicio 2014/2015, responsables de centros alicantinos ya han reclamado que se amplíe la subvención y que la beca de comedor cubra todo el curso escolar en todos los centros, sin distinciones, para no caer en el riesgo de crear “colegios de pobres”. Lo cierto es que aún no hay nada claro de cara el curso que viene. Sólo se sabe que en próximos días saldrá la solicitud de beca, puede que con este curso ya acabado.
“Cada mañana entro en el DOGV a ver si ya se ha publicado. Estamos con el corazón en un puño permanentemente” dice Emilio Ruiz, director del Gloria Fuertes. Está ubicado en la zona Norte de Alicante, donde la necesidad va siempre a más. “Aquí vienen niños que no tienen Internet en casa, algunos padres no saben ni leer, somos nosotros los que rellenamos su solicitud de beca. Ahora se retrasa y llega cuando las familias ya no pasan por el colegio”. Aún así, el cole se ha hecho un hueco en el barrio gracias a una tarea social que la administración no ve. Han conseguido que familias que vivían al margen del centro verbalicen sus necesidades y, así, han creado su propio banco de alimentos, han conseguido ropa para chavales y hasta una cuna o un carrito para una familia. “No somos las hermanitas de la caridad, pero hacemos un trabajo social que es gratificante. Si echamos una mano, la familia se implica en la educación de sus hijos. Conseguir que una madre deje de venir en bata y zapatillas a por los niños es un mundo. Hacemos un trabajo de reeducación”.
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