Un espacio para la cultura, la creación y la innovación. Así se define el centro de creación contemporánea de Las Naves, en boca del responsable de su programación, Guillermo Arazo. Ante ellos se abre un reto que presumen complicado: poder explicar a la ciudad de Valencia qué se hace allí y qué contenidos pueden encontrar. 2015 se presenta cargado con una nueva programación que vuelve a apostar por la cultura colaborativa y que abre la tercera nave a las artes escénicas.
¿Qué novedades se podrán encontrar en la programación de Las Naves de cara a diciembre y enero?
Estamos acentuando contenidos de innovación tecnológica y social. Vamos a focalizar la programación alrededor de temas de emprendeduría, cultura colaborativa, tecnología y todo tipo de comunidades, de informáticos, creativos…, lo que vienen siendo ‘meet ups’ de comunidades. Independientemente se van a hacer cosas más generalistas, primero, para abrirnos al barrio, trabajando mucho el concepto barrio y haciendo un ‘maping’ cultural del Grao, y, segundo, empezando a trabajar las artes escénicas de nuevo. De momento estamos simplemente con un ciclo de teatro para bebés, que son el futuro de los espectadores, y luego lo iremos ampliando conforme se vayan ampliando los espacios.
El programador accidental
Que un periodista acabe haciendo cosas que no están relacionadas con el periodismo es bastante habitual. Estar en primera línea de lo que pasa hace que en muchas ocasiones se esté en el momento justo en el lugar idóneo. Si además, se le añade un perfil marcadamente cultural, no es raro que Guillermo Arazo acabara compatibilizando las labores de comunicación con la programación de espacios tan ambiciosos como Las Naves o Espai Rambleta.
Se ríe ante la curiosidad de ese paso: «Solo hay que ver cómo están los medios». No es de extrañar que una vez dejada la redacción se especializara en comunicación cultural. «He estado en todo tipo de festival o evento en esta ciudad. Al final vas evolucionando» y, sobre todo aprendiendo de lo que te rodea: «De tanto comunicar la programación, al final te das cuenta de lo que interesa o lo que no interesa, de lo que es viable y lo que no».
Su llegada al mundo de la programación fue, de todas formas, «bastante accidental». A pocos meses del inicio del proyecto de Espai Rambleta, la dirección del proyecto decidió prescindir de su primer programador Toni Pastor y Arazo, que ya era la persona encargada de la comunicación, pasó en el momento justo por allí. Mientras él mismo iba buscando posibles sustitutos para Pastor, se ocupó de forma interina de ir sacando programación hasta el punto de quedarse con esa doble función hasta que fue destituido el pasado mes de mayo. Entre medias, Rambleta disfrutó de propuestas de teatro, arte y creación social arriesgadas que no habían tenido espacio en la ciudad hasta ese momento. Su destitución armó gran revuelo y tuvo el honor de poner a casi todo el mundo de acuerdo en lo positiva de su figura. Ahora se abre ante él otro reto: dar luz al proyecto de Las Naves y contarle a Valencia que donde un día estuvo Greenspace hoy existe una ventana abierta a propuestas diferentes.
¿Hay fecha para los nuevos ciclos de artes escénicas?
Con el ciclo de teatro para bebés hemos empezado ya porque estamos utilizando los espacios que configuran estas dos naves [que hoy acogen todas las iniciativas del complejo] y está funcionando muy bien, con todo vendido en las cuatros propuestas que tenemos ahora en diciembre. Luego ampliaremos esto con un ciclo de animación para la lectura. Una de las cosas que queremos hacer es dar a conocer la biblioteca del centro al barrio y a la ciudad, y crear unas dinámicas de formación y acercamiento a la lectura de una forma bastante lúdica. Para ello vamos a hacer talleres de animación a la lectura los sábados por la mañana.
La programación, evidentemente, no está dirigida a un público de masas. ¿Cómo podemos situar en el mapa mental de los valencianos qué son Las Naves?
Sabemos que es un reto colocar las nuevas Naves en el plano mental de la ciudad. Pero es un reto que tenemos que hacer desde la programación y comunicación del centro. Sigue en nuestro ADN la formación, van a seguir existiendo los talleres formativos; sigue en nuestro ADN el aprovechamiento de los espacios multiusos, las salas de ensayo, los estudios de grabación, el plató fotográfico, la sala de exposiciones… Pero lo que estamos cambiando es el acento que le queremos dar a la programación, más que el grueso. No es una programación masiva pero estamos buscando el nuevo espectador. Vamos a la búsqueda del nuevo usuario, por eso decimos que somos el centro cultural de la Generación Y, del nuevo milenio. Queremos hablar ese lenguaje del mundo de las aplicaciones o de la cultura colaborativa, y queremos aplicarlos a la programación.
Hay mucha programación enfocada a un sector muy determinado por sus gustos, usos y costumbres. ¿Se están retroalimentando centro y espectador con ideas?
No hay que olvidar que Las Naves están bajo la tutela de la Fundación Valencia Crea, que depende de la Concejalía de Innovación. Por eso estamos trabajando mucho con ese departamento y con otras fundaciones municipales como Valencia Emprende e InnDea. Por eso, parte de la programación son actividades de emprendeduría. Lo curioso de este ecosistema de emprendedores es que trabajan mucho en comunidades. Nosotros lo que queremos es trabajar en red con las distintas comunidades y que se vayan ampliando poco a poco. Tenemos el ‘hardware’, que es el edificio. Ahora tenemos que usar el ‘software’, que son ellos, para darle ese contenido. Para que se vaya ampliando esa red vamos a trabajar con todo tipo de comunidades que quieran trabajar con nosotros. Aquí tienen el espacio y la comunicación. Vamos a trabajar con las ideas que nos ofrezcan.
¿Es sencillo lograr un equilibro entre cultura y tecnología?
Tienen más lugares comunes de lo que puede parecer en un principio. Sobre todo porque hoy por hoy casi toda la creación está vinculada a las nuevas tecnologías y eso tiene que tener un reflejo tanto en el punto de vista plástico, como en las artes escénicas. Hay muchas compañías que están trabajando con nuevas tecnologías. Queremos enseñar que hay una industria cultural y creativa muy potente en esta ciudad, queremos ser un poco lanzadera de esa industria.
¿El amplio espacio de trabajo colaborativo está enfocado también a ese interés por dinamizar la industria creativa?
El origen del espacio viene marcado por dos cosas: por los proyectos que se presentan y porque es para jóvenes. Se trabaja mucho sobre temas culturales y creativos. La barrera de entrada depende del tipo de proyecto. No es una aceleradora de proyectos al uso. Cualquier proyecto no puede entrar. Los proyectos pasan una especie de selección, no solo por el proyecto en sí, es más interesante la entrevista personal. Se está combinando personas más que proyectos.
En conjunto, qué objetivo tiene marcado Las Naves como proyecto de cara a 2015.
Queremos posicionarnos en el plano mental de la sociedad valenciana. Es un paso importante que la gente comience a conocer Las Naves y el trabajo que estamos haciendo aquí. Que usen estos espacios. Queremos que se establezcan flujos de usabilidad de todos los espacios. Hay muchos que están pensados para que la gente venga aquí y haga uso de ellos. Que la gente venga a la biblioteca y pueda estudiar y documentar sus trabajos y realizar actividades. Cuando se abra la tercera nave podremos ofrecer esa propuesta que está demandando la sociedad en Valencia de un teatro público.
¿Al tener esa vertiente pública se trabaja fuera de la presión de los resultados económicos?
Hoy no puedes desligarte de los resultados económicos. Aunque sea una fundación, tienes que tener una sostenibilidad tanto en taquilla como en los usos de los espacios. No es conseguir unos beneficios, pero todas las propuestas deben ser sostenibles.
¿Se puede valorar una propuesta como esta desde el punto de vista económico?
No estoy en contra de los espacios públicos gestionados por empresas privadas. Ahora sí, esas empresas privadas deben tener un control.
Y, con esa vertiente pública, ¿en qué se basa la propuesta?
La idea sigue siendo ofrecer una programación de calidad con un acento de espacio público, pero sin circunscribirnos a los que son las artes escénicas puras y duras. Nos vamos a ir a por esa contaminación de la nueva cultura. Vamos a hacer charlas rápidas como las TED o los FuckUp Nights, que nos están funcionando muy bien, y que irían trasladadas al espacio escénico. Vamos a ir a por otro tipo de propuestas que sean un poco la continuidad de lo que ya estamos haciendo en las otras dos naves y que puedan llevar a la tercera.
¿Se ha creado una línea de estilo para todas esas propuestas?
Estamos un poco trabajando en ese estilo, diseñando lo que puede ser la programación. No es para todos los públicos. Queremos diseñar una programación para gente joven, interesada en todos los temas de innovación. Por eso vamos a intentar que la innovación se aplique a las propuestas de artes escénicas, bien sea danza, música o teatro.
¿Cómo se cocina una programación tan a largo plazo como la que se quiere hacer en Las Naves?
Es bastante complicado. No queremos caer en el cortoplacismo en el que se cae en este tipo de programaciones. El proyecto es a largo plazo y queremos que se convierta en un centro cultural de referencia en esta ciudad. Ganarte esa reputación supone mucho trabajo e intentar hacer las cosas bien. Desligamos lo que son las actividades de las naves que ya están en marcha, de la tercera nave.
¿La intención es que la tercera nave funcione como un espacio independiente?
Sí que la queremos vincular a la línea programática del resto, pero tendrá su equipo propio. Eso sí, su línea de programación será una. Los objetivos son innovación, innovación tecnológica, innovación social. Todo lo que cabe en eso vamos a intentar aplicarlo, desde un taller, una exposición o un concierto.
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