«Con una política de visados humanitarios no haría falta jugarse la vida pasando el Mediterráneo»

Europa vive momentos cruciales con miles de personas desplazadas por la guerra y la pobreza. Jaume Durà, coordinador de CEAR-PV, lleva años trabajando con refugiados. «Ya están aquí», recalca. No es un problema puntual

«Con una política de visados humanitarios no haría falta jugarse la vida pasando el Mediterráneo»

La Comisión de Ayuda al Refugiado (CEAR) es una de la organizaciones no gubernamentales más activas en lo que se refiere a la ayuda a las personas desplazadas. Jaume Durà, abogado especializado en asilo, es el coordinador de CEAR-PV y conoce como pocos el proceso para lograr una integración plena, en la que «la colaboración social es fundamental». Desde CEAR se apuesta por un modelo de intervención basado en potenciar y respetar los aspectos sociales, laborales, psicológicos, legales o económicos de las personas que huyen de sus países de origen por causa de los conflictos sociopolíticos, para que puedan integrarse con éxito en la sociedad que les recibe. Frente a ello, los medios son escasos y la «actitud olvidadiza de Europa», que demuestra «muy poca memoria histórica» según Durà, no ayuda. «Cada vez que se levanta un muro, se le da un cliente más a las mafias», advierte, a la vez que pone énfasis en la complejidad de un problema que no está localizado solo en Europa ni es nuevo.

Los refugiados no han surgido con la crisis en Siria o Eritrea, no son una cuestión puntual. Se trabaja con ellos desde hace muchos años.

Hay que contextualizar la situación actual y compararla con lo que venía sucediendo anteriormente. Nosotros como CEAR llevamos más de 30 años trabajando por y para las personas refugiadas. La situación actual lo que tiene un poco de especial es que está saliendo mucho en los medios de comunicación. Hace más de cuatro años y medio que nosotros venimos atendiendo a las personas refugiadas de Siria. Pero no solo de Siria; como sabéis hay muchos más conflictos en el mundo y países en los que, aunque no haya conflicto, sí hay gobiernos que reprimen a sus ciudadanos. Tenemos personas refugiadas de todos los continentes desde hace mucho tiempo. Las personas refugiadas ya están aquí. Nos gusta decir esto porque los conflictos llevan muchos años, estamos atendiendo a personas refugiadas hace muchos años y nos sorprende que únicamente se hable de personas refugiadas a partir de ahora. Esto viene sucediendo desde hace mucho tiempo y veníamos anunciándolo así en los informes anuales que tenemos en CEAR.

¿En qué punto se encuentra la crisis que tuvo tanta relevancia este verano?

Lo que se plantea ahora mismo es una situación de reubicación. La palabra es muy importante porque es un proyecto que tiene la Unión Europea para reubicar, distribuir, en diferentes países de la Unión. Ha asignado cuotas a los países para redistribuir a 160.000 personas. 40.000 fue la propuesta antes del verano, que muchos gobiernos bloquearon y regatearon a la baja, entre ellos el gobierno español. 120.000, después del verano. Es una cifra totalmente insuficiente. Se calcula que este año han entrado ya más de 800.000 personas en la Unión Europea. Solo se está hablando de reubicar, de repartir a 160.000, en un periodo de dos años, y de tres nacionalidades únicamente: Siria, Eritrea e Irak. ¿Por qué tres nacionalidades? Pues porque la estadística de Eurostat ve que, en estas tres nacionalidades, más de 75% de la población es beneficiario de algún tipo de asilo o protección subsidiaria.

Solo se ha establecido cuotas para las personas que tienen controladas y que han llegado a territorio de la Unión Europea hasta una determinada fecha, pero no se ha hecho una cuota para las que puede llegar en los próximos meses.

Efectivamente, solo se está hablando de unas cuotas que se establecieron antes de verano y posteriormente después de verano. 160.000 personas, con personas a reubicar desde dos lugares muy concretos: Italia y Grecia, los lugares en los que mayor número de personas ha entrado en la Unión Europea. Aún así, el mayor número de personas refugiadas en el mundo no está en Europa, ni mucho menos. Está en los países en vías de desarrollo. El 85% de las personas refugiadas de este mundo está en países en vías de desarrollo, en lugares como Turquía, Pakistán, Irán, Kenia o Uganda. Allí hay mucho mayor flujo de personas refugiadas que en la Unión Europea. Es una pequeña parte la que llega a Europa.

¿A qué se debe está concentración de personas refugiadas en estos puntos concretos?

A la proximidad territorial de los propios conflictos. Los refugiados, primero, son desplazados internos dentro del país, consiguen llegar a los países del entorno, van a los campos de refugiados y, después, puede que intenten llegar a los países seguros, en este caso, de la Unión Europea.

Hay algunos refugiados que han llegado a Europa rebotados por la propia presión demográfica que soportan los campos de estas zonas más próximas a sus lugares de origen, muchas veces sobredimensionados.

La situación en los campos de refugiados no es nada buena. La gente intenta llegar a otros países donde tiene familia o donde hay mayor seguridad. Irak, en guerra, acoge a centenares de miles de personas refugiadas de Siria, por ejemplo. El mayor flujo de personas, como decía, ha llegado a Grecia y a Italia. A Grecia, desde Turquía. Por eso, la Unión Europea se está encargando de ir a negociar con Turquía para que controle su frontera. Es preocupante que la visión de la Unión Europea sea la reubicación de un grupo de personas pero a su vez el cierre de fronteras, la externalización de fronteras y la expulsión de perfiles que no cumplan los requisitos del asilo. Incluso se habla de un listado de países seguros por donde, si un refugiado ha pasado, ya no puede llegar a la Unión Europea.

Da la impresión de que es una visión muy cortoplacista, como si el problema hubiera surgido de la nada y es importante ahora que está dentro de nuestras fronteras.

El problema viene porque para la Unión Europea es un gran flujo de personas refugiadas, cuando para nada es un gran flujo, si lo comparamos con otros países. Países como Italia o como Grecia deciden no estudiar los casos de asilo y las personas intentan llegar a los países del norte, que son los más seguros. A partir de ahí, surge la idea de organizar esto como si fuera un problema puntual, cuando es una situación complicada de hace mucho tiempo.

¿Se está previendo lo que puede suceder dentro de unos meses, sobre todo desde el punto de vista asistencial?

Por una parte, estamos pidiendo que todas las medidas de reubicación de las personas que están en una situación complicada dentro de Europa se haga de manera rápida. Pero venimos solicitando desde hace muchos años que la gente no tenga que jugarse la vida para poder solicitar asilo. Únicamente se puede solicitar asilo cuando estás ya en la frontera o en territorio. Si estas personas pudieran realizar solicitudes de asilo en las misiones diplomáticas, como son consulados y embajadas, si hubiera una política de visados humanitarios por parte de la Unión Europea, si hubiera un buen programa de reasentamiento, visados en tránsito, etcétera, no haría falta que las personas se jugaran la vida pasando el Mediterráneo, muriendo a miles, como están muriendo. No haría falta que esto sucediera para que llegaran a un país seguro de la Unión Europea para solicitar asilo.

Se trataría de un cambio político, ni siquiera diplomático.

Así de fácil. Si las leyes de asilo de cada uno de los estados ( no tenemos unas leyes comunes de asilo en toda la UE) contemplaran la posibilidad de pedir asilo en misiones diplomáticas, en la embajada de España en Beirut se podría realizar una solicitud de asilo por parte de un ciudadano o una ciudadana siria que podría ser trasladado al estado español y conocer su caso sin que se jugara la vida.

¿Los gobiernos no quieren que entre más gente?

Efectivamente, pero con esto estamos vulnerando el derecho fundamental a solicitar protección internacional. Esto se puede solucionar de una forma mucho más rápida y coordinada de lo que se está haciendo.

¿Se puede solucionar el futuro más inmediato de los que están dentro de las fronteras de la UE y aún no han sido reubicados?

Se puede y se debe. Son personas que están ya en la Unión Europea y deben ser atendidas de la mejor forma. Hay menores, personas enfermas, personas mayores que deben ser atendidos ya mismo. Lo increíble es que estén en esta situación todavía cuando las organizaciones estamos solicitando que el programa de reubicación se haga lo más rápido posible para que sufran lo mínimo. Pero que, además mientras no se haga, tengan todas las medidas de primera asistencia adecuadas.

España se comprometió en septiembre a reubicar una cifra concreta de personas. ¿Son suficientes?

Es un poco complicado el tema de las cifras porque hay una parte que será de personas reasentadas. El reasentamiento se hace desde los campos de refugiados, es otra figura jurídica. Este procedimiento de reubicación y reasentamiento se realizará en dos años. Ya hay en marcha un programa piloto con el que ha llegado el primer grupo de personas reubicadas, que vienen desde Italia, mayoritariamente con nacionalidad eritrea.

Desde algunos estamentos del gobierno, se señaló en septiembre que España no tenía capacidad para hacerse cargo de más personas de las asignadas. ¿Es suficiente esa cifra o se podría recoger a más personas?

Reubicar a estas personas refugiadas supone dotarlas de dispositivos de primera acogida. Tendrían que llegar a unos lugares habilitados al efecto, pueden ser pisos o albergues, pero tienen que ser lugares donde vayan a vivir durante un tiempo. Después de esa primera acogida y toda la asistencia sanitaria o educacional, esas personas irán saliendo de esos primeros dispositivos de acogida en un proceso de integración e inclusión en la sociedad, y otras personas reubicadas irán entrando. Las organizaciones que trabajamos con personas refugiadas vamos a poner dispositivos también en marcha.

Administraciones locales y autonómicas también deberán colaborar.

La competencia es estatal pero, por el número de personas a reubicar en este caso, el Estado le ha solicitado a las Comunidades Autónomas y a los municipios que pongan dispositivos en marcha de protección. Si traes gente y no estás preparado, tienes un problema.

Esos dispositivos entiendo que deben tener contemplado lo más básico.

Ahora deben llegar a un sitio donde tengan su lugar para vivir. No estamos pensando en polideportivos donde pongamos camas. Esto no es una riada o unas lluvias torrenciales. Son personas que tienen que ir a vivir a lugares preparados, como pueden ser pisos o albergues habilitados al efecto con las condiciones mínimas.

En la segunda fase, deben conseguir, por ejemplo, un empleo. ¿Cómo se trabaja para ayudarles?

Nosotros en CEAR trabajamos desde el principio, entramos con la primera acogida. Desde el inicio, desde la llegada, tiene que haber un procedimiento de capacitación de estas personas, previendo el momento que lleguen a la integración e inclusión en el mercado laboral. Pero eso se tiene que hacer desde el primer momento.

¿Cuánto tiempo puede costar este proceso?

Depende de varias circunstancias. Actualmente el sistema de asilo funciona de la siguiente manera: todas las semanas nos llegan, por ejemplo, familias de Ucrania a la puerta de las entidades, solicitando protección y huyendo del conflicto; en el momento que llegan, solicitamos una cita para la entrevista de asilo, porque hasta que no está hecha no eres solicitante de protección internacional; se le solicita al ministerio que puedan ir a un dispositivo de acogida, como puede ser nuestro centro de acogida de refugiados en Cullera o al CAR de Mislata, dependiente del ministerio, o los pisos que tiene Cruz Roja; el ministerio puede determinar que esta familia tiene sitio en Sevilla, y van a Sevilla; desde el principio, estamos trabajando con ella con clases de idiomas y con la capacitación porque, a los seis meses que son solicitantes de asilo, se les da la autorización para trabajar y, a partir de ahí, tienen que ir entrando en el mercado laboral.

Esos seis meses, antes de que puedan trabajar legalmente, de qué ayuda dependen.

Nuestra o del ministerio. Están en los centros de acogida, tienen un pequeño dinero de manutención y la estancia. Creemos que seis meses no son suficientes para integrarse en un país, por eso estamos solicitando que los plazos aumenten.

Con todos los recortes aplicados en los últimos años, ¿la red asistencial es capaz de asumir el reto que se le plantea con estas acogidas?

No, porque justamente se está pidiendo que Comunidades Autónomas y municipios participen. Solo con el número de personas solicitantes de asilo que piden centro cada año, los dispositivos de acogida son insuficientes. Lo vimos ya desde principios de año y solicitamos más medios. Nos concedieron 500 plazas más de asilo a las organizaciones pero van a ser insuficientes en poco tiempo.