El bullicio del Mercado de Jesús, en Valencia, sonaba el sábado a John Williams. El alboroto parecía aderezado con los clarinetes y saxofones que ambientan la escena de Star Wars en la Cantina de Mos Eisley, en ese planeta fronterizo conocido como Tatooine, donde alienígenas, androides y humanos sobreviven como forajidos y buscavidas. A pocos metros del Mercado, en la calle Mossén Fenollar, el paralelismo se hacía patente: Han Solo conversaba con un clon de la Estrella de la Muerte, Bobba Fett se dejaba fotografiar con un Jedi y Mike Edmonds, el actor que interpreta al ewok hechicero de El retorno del Jedi, firmaba autógrafos junto a Richard LeParmentier, conocido en la saga como el almirante Motti.
Como cada año, la librería Ficromic organiza un encuentro al que asisten cientos de seguidores de la saga galáctica procedentes de toda España. Este año, Vicente Estrelles, responsable de la librería y uno de los mayores coleccionistas españoles del universo Star Wars, instaló una carpa y un muestrario callejero con algunas piezas de su colección y logró, por primera vez en la ciudad, la visita de dos de los intérpretes de la trilogía. El público no decepcionó, y la calle Mossén Fenollar, cortada para la ocasión, se convirtió en un hervidero de fans de todas las edades.
George Lucas ha conseguido encandilar a dos generaciones con las aventuras de los Skywalker. La cifra de recaudación de las dos trilogías suma más de 4.300 millones de dólares sin contar mercadotecnia ni derechos de emisión, según Internet Movie Database. La segunda trilogía (1999) se estrenó veinte años después de la primera (1977), y sin embargo el gran público volvió a sentirse identificado con los personajes y con el argumento.
El profesor de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid Luis García Tojar, tras analizar la saga en su artículo La ideología de Star Wars, sostiene que los mensajes más consumidos son aquellos que conectan mejor con el pensamiento de su tiempo. “Pop-corn movie por excelencia, Star Wars es ante todo ocio (y negocio), pero contiene una visión del mundo que refleja algunas contradicciones fundamentales del hombre moderno. Y aún diríamos más: ésa es la razón última de su éxito, sea cual sea la influencia que se quiera conceder a las aparatosas campañas de publicidad que han acompañado sus estrenos”, subraya.
En este artículo, García Tojar relaciona la ideología de las primeras tres películas de la saga (episodios IV, V y VI) con el contexto histórico de los años setenta y la evolución político-ideológica que sufre George Lucas y por tanto la segunda trilogía (episodios I, II y III) después de más de veinte años. “La razón sueña los monstruos de la vida cotidiana. El retorno irónico a los mitos clásicos pretendido por la primera trilogía conectó con un público juvenil entregado al entretenimiento para escapar de una existencia gris. Sin embargo, la revisión propuesta en la segunda serie supera ese limitado esquema perceptivo y logra atrapar tanto a aquellos jóvenes de los setenta como a las nuevas generaciones juveniles, capaces de encontrar algo propio en la epopeya catastrofista de un héroe filofascista que destruye el mundo cuando intenta salvarlo”.
Aunque se disfrace de entretenimiento, la cultura popular suele dar pistas fehacientes de la mentalidad dominante en la sociedad actual. Muchos de los que se acercaron el sábado a la calle Mossén Fenollar probablemente desconocían la alargada sombra de sus ídolos galácticos, pero la música de John Williams, aunque no sonara, lo impregnaba todo ese día, incluso el bullicio que emanaba del Mercado de Jesús y sus alrededores.
Comentarios