¿Cómo hablar de la muerte a los niños?

La muerte es un tema tabú, no tanto para los niños como para los adultos, encargados de explicar a los más pequeños esta parte incómoda y oculta de la vida. La psicóloga Loreto Cid y el dibujante de humor Malagón han elaborado una guía que facilita la transmisión correcta del…

¿Cómo hablar de la muerte a los niños?

La muerte es un tema tabú, no tanto para los niños como para los adultos, encargados de explicar a los más pequeños esta parte incómoda y oculta de la vida. La psicóloga Loreto Cid y el dibujante de humor Malagón han elaborado una guía que facilita la transmisión correcta del significado de la muerte.

"La muerte es el límite, lo que nos conforma como seres humanos”, dice Loreto Cid. Dibujo: Malagón

Ni siquiera para una psicóloga infanto-juvenil es fácil hablar de la muerte. “Te puedo decir lo que hay que hacer desde un punto de vista terapéutico. Pero si te tuviera que hablar de la muerte de un familiar, no sería lo mismo. Hay poco escrito sobre cómo explicar la muerte a los niños respecto a otros temas de psicología infantil o juvenil”. ¿Por qué? “Porque los psicólogos también somos personas, y es un tema comprometido para nosotros”, comenta Loreto Cid, que trabaja con la Fundación Mario Losantos del Campo (FMLC)en grupos de apoyo y acompañamiento al duelo.

Tampoco es fácil afrontar la muerte desde el punto de vista de un humorista gráfico e ilustrador como Malagón. “Ha sido el encargo más difícil de mi carrera. Soy humorista y, cuando pienso en la muerte, lo que me viene a la cabeza es el humor negro. Tenía que huir de todo eso para que no fuese ofensivo. Mis dibujos no debían romper el tráfico de lectura, el estilo tenía que ser dulce… Lo importante era el texto, no podía entorpecerlo”, explica el dibujante madrileño afincado en Alicante.

De la iniciativa ‘Aprendiendo a vivir, explicando el morir’ de la FMLC, y del escrito de Loreto y el pincel de Malagón, ha nacido ‘Explícame qué ha pasado. Guía para ayudar a los adultos a hablar del duelo y la muerte a los niños’, un manual para padres, madres y docentes que se puede descargar de forma gratuita (o leer on-line), y que es crudo y real. La muerte forma parte de la vida. Es, precisamente, lo que nos convierte en humanos y nos iguala. Todo ser vivo muere, y hay que ayudar a los niños a digerir la ausencia del que muere como un aspecto más de la educación.

Descendientes de la ‘cultura de lo infinito’

La primera reacción cuando hay que explicar la muerte de un ser querido a un niño es tratar de apartarle de una realidad demasiado dolorosa e inquietante. Los niños son, como se explica en la guía, “pequeños investigadores” llenos de preguntas incómodas. Si no se les da la respuesta adecuada, se crean una explicación que puede llegar a perjudicarles gravemente. “Vivimos en la cultura de lo infinito, no tenemos consciencia de que todos morimos, pensamos que con una operación o cuidándonos viviremos siempre, pero no es así, la muerte es el límite, lo que nos conforma como seres humanos”, explica Loreto.

Hoy, la muerte parece haber desaparecido del imaginario colectivo. Se ha escondido. Duele demasiado pensar que nuestros familiares van a morir, que nosotros mismos también. “Antiguamente no era así. Antes se moría en casa, y los niños participaban de los rituales propios de la muerte, la tenían muy presente”, explica la psicóloga. Pero ahora estamos instalados en la “pedagogía de la infinitud”, como se define en la guía. Se aísla al infante de las sensaciones negativas como el sufrimiento, el fracaso y la muerte. Más adelante, cuando tienen que enfrentarse a estas sensaciones, tan abundantes en la vida como la alegría o la felicidad, se encuentran inermes y sin recursos para entender lo que les pasa y sobreponerse en el proceso de duelo.

«Hay poco escrito sobre cómo explicar la muerte a los niños respecto a otros temas de psicología infantil o juvenil”, dice la psicóloga Loreto Cid

El fin universal, irreversible y físico

Hay cuatro conceptos básicos sobre la muerte cuyo conocimiento se debe administrar en función de la edad y el bagaje del niño. El primero es que la muerte es universal. Todo ser vivo muere. Es algo duro de asimilar y se debe deslizar con prudencia. Cuando un niño muy pequeño pregunta por la muerte de su madre, puede estar preguntando quién le va a cuidar, según cuenta la guía. Por tanto, lo primero es calmarle ese desasosiego. “El entorno social es muy importante, no hay una edad más complicada que otra. En general, hay que hacerles entender que su vida no se va a desmoronar, que va a tener continuidad”, recomienda Loreto Cid.

La muerte ha desaparecido del imaginario colectivo. Se ha escondido. Duele demasiado. Dibujo: Malagón.

La segunda premisa es que no hay vuelta atrás, la muerte es irreversible. En los dibujos animados, el que cae por un barranco se levanta con estrellitas en la cabeza y un gran chichón. En la vida real, no. El que muere no ‘va al cielo’ ni ‘está en otro lugar’, y estas afirmaciones metafóricas no ayudan a superar el dolor. A edades tempranas, y al margen de creencias religiosas, hay que ser muy claro y concreto en este punto para no crear temores ni falsas esperanzas. Cuando son más mayores, se les pueden explicar conceptos como la fe o el cielo. Antes, hay que hablarles claro, con delicadeza pero con la verdad por delante (concepto subrayado con mayúsculas en la guía).

El tercer concepto básico es que la muerte significa el fin de las funciones del cuerpo, es decir, el fallecido no oye, no siente, no ve y no piensa, no ‘nos ve desde el cielo’, no ‘nos sigue queriendo’. La guía aconseja insistir en que la persona, en todo caso, sigue viva en nuestras emociones y recuerdos. “No es algo religioso, es casi cultural, incluso gente que no se considera católica trata de dar ese tipo de explicaciones, que pueden provocar una sensación de doble abandono”, explica Cid. A edades tempranas, los niños no tienen capacidad de abstracción, lo cogen todo en sentido literal y no entienden conceptos como la fe o la reencarnación, por citar dos de los más comunes.

Por último, la muerte tiene siempre una causa física, y ésta es la explicación que hay que dar a los niños, que muchas veces creen que todo ha sucedido por un enfado o un mal comportamiento. Partiendo de estos cuatro principios se puede lograr que los niños encajen un poco mejor el golpe. A la hora de comunicar la noticia, la guía recomienda que se dé lo antes posible y por un familiar cercano, y que no se suavicen conceptos como ‘muerte’ o ‘murió’ con eufemismos.


"Ha sido el trabajo más difícil de mi carrera", afirma Malagón.

El humorista gráfico frente a la muerte


Ya había trabajado con la Fundación Mario Losantos del Campo, pero pronto se dio cuenta de que el encargo de la ‘Guía para ayudar a los adultos a hablar del duelo y la muerte a los niños’ no era un encargo más. «Era uno de esos proyectos a los que tienes que decir que sí, y luego ya lo resolverás», confiesa el dibujante afincado en Alicante.

Ha sido, en definitiva, el encargo «más difícil» de su carrera, porque había que tratar la muerte como ausencia del ser querido, con metáforas visuales, con suavidad, pero sin esquivar el dolor que provoca estas situaciones en los niños. El trabajo de inventiva fue doble, porque sobre una temática compleja tuvo que idear 13 escenas distintas, sin repetirse, manteniendo el tipo. «El estilo y las imágenes encajaron con la idea que tenían, y entraron todos los dibujos que presenté», explica.

El propio Malagón confiesa que ha aprendido «mucho sobre la muerte» con este trabajo. «Ya le he recomendado la guía a todos mis amigos y amigas con niños, porque creemos que les protegemos y tenemos convicciones erróneas sobre cómo actuar en estos casos. Es un libro que puede ayudar mucho a alumnos y profesores, a los padres y a sus hijos», concluye el dibujante, que dibuja para El Mundo Comunidad Valenciana, Tiempo, Lainformacion.com y El Jueves. «Me divierto mucho, son temáticas diferentes, líneas editoriales diferentes, y distintos tipos de humor, y luego surgen este tipo de encargos especiales. No me puedo quejar».