Nuestro museo cotidiano

Si alguien nos preguntara dónde se puede admirar un Dalí, un Miró o un Tàpies la respuesta más común sería pensar en Cataluña. Para ver un Velázquez o un Goya sin duda iríamos a Madrid. Sin embargo, es posible contemplar obras de estos y otros artistas universales sin salir de…

Nuestro museo cotidiano

Si alguien nos preguntara dónde se puede admirar un Dalí, un Miró o un Tàpies la respuesta más común sería pensar en Cataluña. Para ver un Velázquez o un Goya sin duda iríamos a Madrid. Sin embargo, es posible contemplar obras de estos y otros artistas universales sin salir de la Comunitat Valenciana. Simplemente hay que saber dónde buscar.

De esta manera nos echamos a la calle en busca de nuestro particular museo del Prado. Empezamos por el sur de Alicante y nos adentramos en la ciudad de Orihuela. Callejeando por su centro histórico llegamos hasta el antiguo palacio que, siglos atrás, servía de residencia al obispo, donde se ha instalado su Museo Diocesano de Arte Sacro. Allí atravesamos un impresionante claustro y varias salas repletas de interesantes obras como ‘La diablesa’, de Nicolás Debusy, la única talla del demonio del mundo que desfila a hombros en procesión por Semana Santa, o diferentes cuadros de Juan de Juanes, Maella o Mathias Stomer. Nuestro objetivo, sin embargo, es otro:‘La Tentación de Santo Tomás’, de Diego Silva Velázquez.

Detalle de 'La tentación de Santo Tomás', de Diego Velázquez.

Detalle de 'La tentación de Santo Tomás', de Diego Velázquez.

Según su director, José Antonio García, “con la presencia en el museo de este cuadro del autor sevillano, Orihuela se encuentra entre las únicas 6 ciudades de España donde hay expuestos cuadros de Velázquez”. Aunque esto no supone que haya que ir muy lejos para encontrar otro. En Valencia, el Museo de Bellas Artes, guarda el único autorretrato de Diego Velázquez que se conserva hoy en día, sin contar el que aparece en ‘Las Meninas’.

No bajamos la guardia y seguimos buscando grandes firmas entre los ilustres habitantes del ‘San Pío V’. En otra de sus paredes, camuflado entre cuadros de Benlliure, Ribera o Sorolla, damos con el ‘San Juan Bautista’ de El Greco, una joya que comparte techo junto a otras de pintores como El Bosco, Goya, o Murillo. Posiblemente el carácter tan distinguido de sus huéspedes sea el que ha convertido este museo en una de las pinacotecas más importantes de España.

La siguiente parada de nuestra visita será la Catedral de Valencia. Allí podríamos admirar, como tantos y tantos turistas habituales, las distintas puertas que van del románico al barroco, donde tiene lugar todos los jueves el singular ‘Tribunal de les aigües’, declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO, la Capilla del Santo Cáliz, la torre del Miguelete o los impresionantes frescos renacentistas que salieron a la luz durante la última restauración del templo. Pero no hemos venido a recrearnos en ninguna de estas cosas.

Detalle de uno de los cuadros de Goya que alberga la Catedral de Valencia.

Detalle de uno de los cuadros de Goya que alberga la Catedral de Valencia.

Nuestra atención va destinada a una de las capillas laterales, la que está dedicada a San Francisco de Borja. Allí, sobre las frías paredes, descansan dos obras de Francisco de Goya dedicadas al Santo de Gandia. En una de ellas, Goya pintó a San Francisco despidiéndose de su familia, y en la otra, el momento en el que asiste a un moribundo.

La huella vanguardista

El 'San Juan' de Dalí puede verse en el Ayuntamiento de Alicante

El 'San Juan' de Dalí puede verse en el Ayuntamiento de Alicante

Ya hemos localizado a algunos de los nombres más relevantes de la pintura clásica universal. Ahora llega el momento de encontrarnos con el arte más contemporáneo. Para ello cogemos el coche y atravesamos la ciudad. Estaría bien detenerse a admirar la obra de Julio González o Ignacio Pinazo en el IVAM. Dejarse llevar por la colección de trabajos de Alexander Calder y Paul Klee, o las fotos de Marcussi o Robert Capa. Pero queremos llegar más al sur.

Antes de irnos, saludamos al ‘Homenaje al libro’ de Joan Ripollés, que desde 2006 permanece instalado en la rotonda de Eduardo Boscá, y a la salida de Valencia nos despiden las obras del escultor Miquel Navarro: El gigantesco ‘Parotet’ y su fuente hermana que, aunque nunca tuvo nombre, fue bautizada popularmente como ‘La Pantera Rosa’.

Llegamos a Alicante, dejamos el coche y ahora queremos pasear. Al comienzo de la Avenida de Maisonave bordeamos la escultura ‘Como una estrella’, de Esusebio Sempere, y caminamos en dirección al ayuntamiento. En la misma puerta, junto a la escalera donde se marca el nivel del mar, nos recibe la impresionante figura de ‘San Juan’ encima de un pedestal. Una escultura de más de 5 metros que hizo Salvador Dalí.

La obra data de 1973 y, aunque es propiedad del grupo Aguas de Barcelona, estos la cedieron al ayuntamiento para que sea expuesta al público de manera permanente. En el mismo edificio, escaleras arriba encontramos cuadros de Gastón Castelló, Padilla y Cabrera, pero no es suficiente.

De este modo continuamos el recorrido hasta el renovado Museo de Arte Contemporáneo de Alicante. Aquí lo mejor será detenerese, respirar hondo e intentar asimilar todo el arte que se expande alrededor. Encontramos la huella de lo abstracto en cuadros, como la ‘Naturaleza muerta a la servilleta’, de Juan Gris, o ‘Le Pierre Philosophale’, de Joan Miró. Grabados de Picasso como ‘Suite Vollard. Sculpteur, modelé et sculpture assise’, esculturas de Chillida y excelentes cuadros de Tàpies son solo algunas de las 177 obras de artistas de todo el mundo que nos vamos a encontrar aquí.

Estamos en Alicante, no en Madrid, Londres o Nueva York, y aunque sea de una forma mucho menos ostentosa, los grandes nombres de la historia del arte conviven muy cerca de nosotros. Simplemente están esperando que salgamos a buscarlos.