La intensidad de una novela regada con la expresividad de un vino es la doble experiencia que brinda Tipos Infames. Bajo la prescripción de sus tres socios, narrativa y poesía combinan con una variada bodega de vinos de autor. El experimento ha dado resultado, la revista ‘The economist‘ llegó a decir que es el tipo de negocio que necesita España.

Alfonso Tordesillas, Gonzalo Queipo y Francisco Llorca, unos tipos no tan infames. Foto: Mikael Le Borgne.
Curro Llorca, Gonzalo Queipo y Alfonso Tordesillas le han dado una vuelta de tuerca al concepto de librería tradicional, aunque se declaran libreros de los de toda la vida. El suyo es un negocio ecléctico. Hay exposiciones, conciertos, catas, talleres de escritura, etc. Si presentan un libro de un autor catalán, se cata un caldo catalán y, si es italiano, un vino italiano. En definitiva, viven y proponen vivir la idea de cultura como disfrute. Curro cambió su Alicante natal por Madrid (Malasaña, concretamente) para ubicar el lugar donde dar cabida a sus vicios y sus filias confesables. Desde allí nos cuenta su experiencia al frente de Tipos Infames (C/San Joaquín, 3).
¿Cómo nace la idea combinar libros y vinos? ¿Y el nombre?
A nosotros nos gusta decir que la idea nació a raíz de una partida de billar que se nos fue de las manos, pero lo cierto es que siempre quisimos hacer algo juntos. Así que nos pusimos a darle vueltas a como queríamos que fuera nuestra librería y pensamos más en un espacio abierto, en el que ocurriesen cosas y la gente intercambiara ideas…y el vino, lo sabemos por experiencia, es un gran lubricante social. Además marida con los libros, que diría un fino… En cuanto al nombre debo decir que es más literario de lo que parece: Tipos Infames hace alusión a un grupo de literatos y letraheridos que se reunían a finales del XIX y que fueron retratados por Fantin-Latour. La casualidad quiso que nos encontrásemos con ese nombre y lo hiciéramos nuestro. Así no engañamos a nadie aunque cada vez que vas al banco o a la administración te veas obligado a explicar la naturaleza del negocio ante la mirada escéptica del interlocutor.
¿Ha quedado obsoleto el concepto de librería tracional?
Yo no diría obsoleto pero si falto de redefinición… nosotros seguimos siendo una librería tradicional al fin y al cabo (nos hemos educado con/en ellas) pero que ofrece algo más. Diríamos que le hemos lavado la cara para ponerla al día y la hemos abierto a un público más amplio diversificando la actividad. Por otro lado, y aunque pueda parecer contradictorio con respecto a esta idea de diversificación, también hemos optado por especializarnos, apostando por editoriales independientes, autores jóvenes y literatura de calidad frente a las grandes superficies y librerías generalistas.
Tú que eres de Alicante, ¿crees que un espacio como Tipos Infames tendría cabida en esta ciudad? ¿es un modelo exportable?
Es difícil saberlo… a veces fantaseo con encontrar una librería parecida en Alicante, pero la realidad es la que es: apenas hay librerías que merezcan tal nombre en Alicante. Y el caso es que alguna de la gente más culta que he conocido y que me ha contagiado su amor por los libros vive allí, así que yo creo que puede funcionar a pesar de que lo que prima en la Comunidad Valenciana es la cultura entendida como espectáculo, como negocio… Sin embargo, a mí una de las cosas que más me han sorprendido desde que abrimos es decubrir la cantidad de lectores que compartían nuestros gustos y que esperaban un lugar en el que poder encontrar este tipo de libros, un lugar de encuentro. Cada vez que vuelvo a Alicante me tropiezo con algún espacio nuevo o con un grupo que logra sorprenderme, así que esa energía existe, está ahí. Habría que buscar una zona tan dinámica como la de Malasaña en Madrid y un grupo de infames que decidieran compartir sus afinidades y comenzar a crear sinergias entre todos.
¿Cuando vivías aquí tenías algún lugar donde esconderte para sumergirte en la lectura o bucear entre libros?
Recuerdo perfectamente como sacaba los libros de la biblioteca y me subía a la planta de arriba a escuchar vinilos mientras los leía. Otras veces me los sacaba a la playa a leerlos tranquilamente mientras caía la tarde. Suena bucólico, pero era una delicia… De todos modos soy de los que creo que el mejor lugar para leer es la cama.
En un contexto en que muchos afirman que el oficio de librero está en vías de extinción, tú apuestas, junto con unos amigos, por abrir una librería ¿osadía, idealismo o demasiado vino?
Un poco de todo diría yo… osadía por lo incierto del momento, idealismo porque seguimos creyendo que las librerías garantizan la diversidad cultural de una comunidad y vino, demasiado vino, porque ayuda a que las musas vuelen bajito.
¿Es el de librero un oficio tan romántico como lo pintan?
No. Tiene una parte maravillosa, claro, pero quien crea que nos pasamos el día hablando de libros mientras bebemos vino, acariciamos gatos y fumamos en pipa se equivoca. Aquí hay que pelear con los proveedores, comprobar albaranes, hacer devoluciones, comprobar facturas, atender al público, servir café, limpiar los baños… pero merece la pena.
¿Cómo trabajáis? ¿Cómo se le «entra» a un cliente nuevo en Tipos Infames para que pruebe y repita?
Supongo que la clave es que no somos dependientes, no trabajamos en una tienda que vende libros… somos libreros prescriptores, que saben lo que venden e intentan contagiar su entusiasmo por los libros. La mayoría de la gente que entra en el local ya había estado antes por aquí, es gente que repite y trae consigo nuevos amigos, lo cual es muy reconfortante. Se puede decir que tenemos unos cuantos parroquianos ya.
Los autores son clientes habituales de las librerías. ¿Tiene Tipos Infames los suyos?
La verdad es que hemos tenido mucha suerte porque hemos acabado por convertirnos en una suerte de punto de encuentro para muchos de los escritores que viven en la capital o para aquellos que se asoman por aquí. No es raro encontrarse por aquí a Marta Sanz, Patricio Pron, Elvira Navarro, Marcos Giralt, Edmundo Paz Soldán, Luis Magrinyà, Mercedes Cebrián…
La pregunta es inevitable ¿son los libros electrónicos una amenaza para los libros de papel y para las librerías?
Está claro que el negocio está cambiando y que el libro digital irá ganando terreno al de papel progresivamente. Esto obligará a todos los eslabones del sector a reinventarse. Nosotros estamos intentándolo ofreciendo algo más, un valor añadido, a la gente que se acerca hasta Tipos Infames. A pesar de este cambio de paradigma no somos apocalípticos en absoluto, sino que intentamos ver la parte positiva del mundo digital y lo empleamos para estar más cercanos a los lectores y difundir actividades, recomendaciones, etc. Hay mucho dramatismo en todo este asunto, pero no debemos olvidar que en ambos casos estamos hablando de libros, sólo cambia el formato.
¿En qué se deja aconsejar mejor el cliente, en lo que respecta a vinos o a libros? De unos se dice que elevan el espíritu y de los otros que tienen su propia alma.
Nosotros aconsejamos con más soltura acerca de los libros que sobre los vinos, aunque sea por una cuestión de edad y llevemos más tiempo leyendo que bebiendo. En cuanto a lo que se dice creo que podríamos decir lo mismo de ambos ¿no?
¿Nos podrías aconsejar un maridaje entre una lectura y un vino de la tierra?
Yo aconsejaría que la gente se acercase a los libros de Rafael Chirbes, que no es alicantino, pero reside en Beniarbeig y trata temas que la gente sentirá cercanos, y que acompañase la lectura con un Beryna de Bernabé Navarro, que son vinos muy expresivos y sorprendentes.
Comentarios
2 Responses to “Libros y vino, un maridaje que funciona”