«Desarrollar un proyecto de diseño en Valencia es fácil, pero somos una especie de segunda división»

Gráffica se ha convertido en la revista digital especializada en diseño con más tráfico del mundo hispano hablante. Desde su cuartel general en Valencia, nos habla su fundador, Víctor Palau, que también se atreve con el papel

«Desarrollar un proyecto de diseño en Valencia es fácil, pero somos una especie de segunda división»

Las crisis son oportunidades. Empezar el artículo con una de las expresiones más manidas de los últimos años es arriesgado, tanto que mucha gente habrá decidido no leer ni una línea más. Un momento. Concededme un par de párrafos: no a mí, sino al que suscribe las respuestas. Porque el proyecto de Gráffica tiene recovecos en los que vale la pena detenerse. Es un caso paradigmático. Es cierto. Esta vez sí. En el particular caso de Víctor Palau, también de Ana Gea, es cierto. Lo vuelvo a decir: las crisis son oportunidades. Al menos en algunos casos. Puedo demostrarlo con una línea de tiempo muy básica.

Víctor Palau lleva trabajando en esto del diseño gráfico desde 1994. En 2008 (no creo que a nadie se le haya olvidado) llega la crisis. En 2009 nace Gráffica, una revista digital especializada en diseño. Actualmente, es un medio de referencia en este campo en todo el mercado hispanohablante, con más de 300.000 visitantes únicos y un millón de páginas leídas al mes. La evolución ha sido vertiginosa. Y lo más marciano es que este pequeño milagro editorial no tiene su redacción ni en Madrid ni en Barcelona. Se aloja en un pequeño estudio de la calle San Vicente Mártir de Valencia.

Volvemos a 2008. El estudio de Víctor y Ana, PalauGea, sufre las consecuencias de la depresión económica. “En este mismo estudio empezó a no haber trabajo, y me dio por escribir sobre temas de diseño cuando había pocos blogs especializados en diseño. Empecé a escribir por necesidad, por no aburrirme, por explicar cosas a los amigos. Creé un blog que llegó a tener 15.000 usuarios únicos al mes, que ya empieza a ser una cantidad importante. Al cabo de año y medio decidí con Ana hacer un medio menos personal, más generalista y en el que colaborara más gente”, explica Víctor. Con esa modestia vio la luz Gráffica.info. En 2016, con vientos más favorables, Víctor y Ana deciden sacar la revista Gráffica en papel.

¿Por qué el salto al papel?

El mundo digital tiene unos mecanismos que llevamos siete años descubriendo: el mundo del titular es muy esclavo, las redes sociales son como son… Ese ecosistema lo conocemos. Yo siempre he estado diseñando alguna revista, mi pasión por el papel siempre ha estado ahí. En el mundo digital hay cosas que no se pueden hacer como se hacen en papel. Titulares grandes, tipografía, fotos a doble página…, notábamos que había una parte que nos perdíamos. Luego hay otra razón, más idílica: hacer artículos en profundidad. La web no lo permite de la misma manera. El 50% de lecturas en Gráffica son a través del móvil. Necesitábamos un sitio para contar otras cosas de otra manera. La última razón es porque el papel es una manera de asentarse en un mercado editorial. Existe un menosprecio a los medios digitales por el hecho de ser digitales. Hasta que no has salido en papel no dejas de ser un blog grande. Te da cierto estatus. Pero la principal razón es que el papel tiene otras maneras de contar que en digital son imposibles.

El primer número de la revista trata sobre el futuro del diseño. ¿Cuál es tu conclusión después de las diferentes visiones que se exponen en la revista?

El futuro del diseño creo que es muy esperanzador, veo más esperanza que al empezar a hacer la revista. Teníamos la percepción de que el futuro era un poco catastrófico porque ha habido un cambio de modelo real. Hasta ahora había una estructura de profesionales muy estables, pero Internet ha cambiado las reglas del juego para todos y hay un modelo de profesional que está en retroceso. El profesional que aprende un programa y pretende vivir de eso, ese modelo es muy complejo. El futuro del diseñador es multidisciplinar, está en Internet, en las redes sociales, está en todo a la vez. Necesitas tener conocimientos amplios de marketing, de cómo funciona un negocio online, conocimientos extras que antes no eran necesarios. Ahora todo se entremezcla mucho, el creativo del futuro es mucho más despierto. Esto abre muchas puertas, es alucinante. Están saliendo nuevos campos de investigación y de trabajo, sobre todo en el mundo digital. Hay expectativas de negocio que hasta hace diez años no existían, hay gente que hace trabajo sin necesidad de clientes, como nosotros. Ahora el negocio está en cualquier parte del mundo y el mundo es muy grande. El diseño siempre ha sido muy localista, pero ahora eso ha cambiado. Lo que tu haces, a lo mejor a tu vecino le parece feo, pero hay un tipo al otro lado del mundo al que le parece maravilloso y puede que hasta barato. Hay que ir a buscarlo.

Entiendo que cuando empezasteis con Gráffica no esperabais alcanzar este éxito.

Nos leen más de 300.000 usuarios únicos, nos siguen 165.000 personas en Facebook, crecemos unos 3.000 a la semana. En lengua hispana somos el medio especializado en diseño con más tráfico del mundo. Cuando empezamos no teníamos ninguna expectativa. Hemos estado cuatro años sin tener ningún retorno económico. El merito que tiene lo nuestro es haber encontrado un hueco y haber ido evolucionando por el camino. Hemos llegado mucho más lejos de lo que nos imaginábamos. Todavía hay mucho recorrido porque si nos comparamos con las cabeceras inglesas y americanas son editoriales muy potentes que facturan barbaridades. ‘Creative Review’ es un conglomerado de entre 15 y 20 revistas que el año pasado facturó más de 50 millones de dólares.

¿Cuándo os dais cuenta de que podéis vivir de esto?

No nos damos cuenta. Simplemente apostamos por ello. Cuando llevábamos cuatro años decidimos contratar a un redactor. En ese momento no teníamos ingresos, pero teníamos un estudio de diseño que ganaba dinero podía soportar a Gráffica. En estos momentos no somos ultradeficitarios pero seguimos siendo un medio que no es 100% rentable. Es verdad que en los últimos dos años el crecimiento ha sido exponencial y esto nos permite tener ciertos lujos. Pero estamos muy lejos de que sea un gran negocio y tenemos dudas de que lo pueda llegar a ser porque este país no está para tirar cohetes. Nosotros estamos muy contentos y la revista en papel se está vendiendo muy bien pero no es nada fácil. No es casualidad que en España no haya revistas de este sector.

Gràffica en papel from gràffica on Vimeo.

¿Qué le pasa al mercado español?

Que no hay retorno. Adobe nos decía un día que España es el primer o segundo país que más piratea su software. Pasa en todos los sectores. España es un sitio difícil para competir. Cuando vas a eventos internacionales y ves la batería de marcas de otros países te das cuenta. No sólo participan marcas afines al diseño, sino marcas de todo tipo.

En cuanto a creatividad sí que, más o menos, funcionamos.

Una cosa es la creatividad y otra que el país pueda absorber esa creatividad. Si tuviéramos empresas que invirtiesen en diseño la mitad de lo que invierten las empresas de Inglaterra, Francia o Alemania sería diferente. La creatividad en España no ha faltado ni faltará nunca, es muy parecido a lo que les pasa en Argentina con la publicidad. Aquí somos espabilados, somos pícaros, vivimos en un mundo mediterráneo, no somos tristones y esto hace que la creatividad funcione. Además, tenemos tradición.

¿Y qué pasa con Valencia?

Valencia tiene pros y contras. Es una ciudad maravillosa, hay un entorno que te permite vivir muy bien, es un sitio privilegiado porque es una ciudad suficientemente grande sin el estrés de Madrid o Barcelona. Desarrollar un proyecto en Valencia es fácil, pero somos una ciudad que no es la capital del país ni una capital industrial o de negocios, como podría ser Barcelona. Somos una especie de segunda división. Problemas que te encuentras: no tenemos un entorno que te de ventajas profesionales. Si buscas un imprenta potente que haga ciertas cosas, nunca está en Valencia; si quieres profesionales muy especializados, no siempre están en Valencia. Lo que sucede en otras ciudades más grandes, es que el vecino de al lado es un fiera a nivel mundial de algo, eso te contagia. Seguimos siendo una ciudad de provincias. A nosotros nos pasa. A nosotros nos llaman de Madrid o Barcelona y nos dicen: “pero qué hacéis ahí, en Valencia no se mueven las cosas”. Somos de aquí y nos gusta. Hay otras ciudades donde realmente se mueven las cosas. Pero no pasa nada, no podemos lamentarnos de lo que no somos, vamos a disfrutar de lo que somos y vamos a sacarle partido. Al menos podemos hacer guerra de guerrillas. Valencia tiene muchas cosas interesantes pero le faltan muchas otras y no están ni se les esperan.

La gente es bastante optimista porque el cambio de paradigma político ha reactivado muchas cosas.

La gente es muy optimista porque después de 24 años de un gobierno todo se encasquilla. Pero yo veo la ciudad de otra manera, para mí es una ciudad dormitorio, me paso la semana entre Madrid, Barcelona, Londres y París. Mucha gente está ilusionada porque trabaja en el entorno local, y ve cambios, pero son cambios de muy corto recorrido. Que haya un cambio en el cartel de fallas está muy bien pero no es un cambio de paradigma, estamos cambiando hacia la normalidad. Primero: tenemos una deuda enorme. Segundo: no creo que los políticos nos vayan a salvar de nada. En otros países nadie espera a los políticos. En España montar un negocio es dificilísimo, en Inglaterra es mucho más fácil, en Estados Unidos ni te digo. Aquí hay mucha gente que está esperando una medalla que merecían y que los anteriores gobiernos no les daban. Los próximos años nos vamos a encontrar con muchos momentos de frustración porque seguramente no se cumplirán las expectativas que muchos tiene ahora. El cambio de gobierno no va a conseguir que nos convirtamos en algo que otros son de la noche a la mañana.

Habéis sido muy críticos con algunos concursos públicos que se han hecho. ¿Cuál es el modelo de concurso idóneo?

Es un tema muy complejo. Yo estoy radicalmente en contra de cualquier concurso. Yo no hago concursar a nadie para que me ofrezca servicios, cuando necesito un pintor no le planteo un concurso. ¿Por qué tengo que concursar yo? Es verdad que cuando hablamos de dinero público tiene cierta explicación pero hay maneras de hacerlo. El concurso en el que obligas a trabajar a cambio de nada es especulativo, no deberían presentarse profesionales. Como no hay trabajo, muchos profesionales, en lugar de estar parados, se presentan. Somos tan tontos que nos presentamos cuando deberíamos defendernos ante estas prácticas.

¿Ni siquiera los concursos de méritos? También ha habido muchas críticas en la elección de Dídac Ballester para crear la nueva marca ‘València Turisme’.

Sí. El problema es que el concurso no te garantiza ninguna calidad y elegir a dedo tampoco. Hay mecanismos para intentar garantizarlo. Te imaginas una empresa privada con un cierto volumen de negocio que de repente decida cambiar la marca así, a la brava, y se la encargue a un colega suyo. Una empresa seria sabe que se juega mucho con este cambio y que una mala elección puede hundir la empresa. En los organismos públicos las cosas se encargan de un modo que en la empresa privada sería impensable. Si tenemos una marca turística que avala el principal negocio de la provincia de Valencia, a nadie se le ocurriría encargar la marca a un diseñador que trabaja solo. En los negocios de verdad esto no se hace así. Hay gente especializada en marketing que hace estudios, se pregunta los problemas de la marca anterior, los valores fuertes, las debilidades, se hacen las cosas de una manera que, en cuanto acaba el parto de la nueva imagen, todo encauza hacia una dirección. En otras disciplinas se hace de otra manera. Si hay que hacer un puente se piden informes de viabilidad, de impacto ambiental, etc. El caso del cambio de marca de ‘València Turisme’ se hace porque el político no quiere ir a una feria con la marca de los anteriores y se decide cambiar en un tiempo récord sin plantearse el coste de ese cambio en los miles de soportes que tiene esa marca. Ahora se estarán dando cuenta de la que han liado. Esto no es serio. A partir de ahí, todo lo demás da igual, porque se parte de un punto de vista erróneo.

Pepe Gimeno nos contaba hace unas semana que Roca pagó a varios estudios de diseño para presentar propuestas de trabajo cuando decidieron rediseñar su identidad corporativa.

Ese mecanismo a los diseñadores nos gusta, es más caro pero también garantiza mejores resultados. Ahora todo se hace de tapado, nadie sabe por qué ha ganado, si ha sido por el presupuesto o por el diseño. Hay que normalizar la profesión.

Respecto a los plagios, en un artículo vuestro, no recuerdo cuál, un diseñador decía que era muy complicado ser original en el mercado actual. ¿En serio es tan difícil ser original?

No. Es más fácil de lo que parece, lo que ocurre es que tienes que tener mecanismos y conciencia de los que haces. Si sólo utilizas recursos digitales y no haces nada por aportar algo propio, es casi seguro que lo que has hecho tú alguien en el mundo lo habrá hecho parecido porque utilizas las mismas herramientas, las mismas referencias, las mismas tipografías… y lo que ves hoy mañana se te queda pegado en el cerebro y lo vomitas pensando que es tuyo. Coincidir no es tan raro. Otra cosa es fotocopiar, que es muy evidente. Cual es la manera de hacer algo original, a través de la construcción propia, es decir, pongamos el caso del cartel de fallas, si vas al rastro y te compras una pieza y la fotografías, tienes pocas posibilidades de que saquen algo igual. Otra cosa es el estilo o las influencias porque todos bebemos de lo mismo.

¿Cómo ves a la población en la asignatura de alfabetización visual?

Nula. Ha mejorado mucho en los últimos años, estamos en una España mejor que la de la Transición, pero estamos todavía muy lejos de otros sitios. Si ves los cambios de branding de las televisiones inglesas son alucinantes. En España, excepto Canal Plus, no se hace nada original. Esto alimenta la cultura visual de la población. Si no tenemos un entorno donde la gente aprenda, no pueden valorar si un diseño es bueno o malo. En Mercadona no hay marcas que compitan en un estante, por tanto da igual que ponga con rotulador “garbanzos” porque no hay opción de compra. El comprador se empobrece visualmente porque no te dan la oportunidad de saborear el buen diseño. La gente no se compra sólo un ordenador Apple porque funciona, sino por todo lo que envuelve a la marca. En España el nivel cultural visual es muy bajo y, por tanto, el que encarga tiene un nivel visual bajo y contrata lo que ve.

¿Cómo se podría mejorar esta situación?

La gente más joven es diferente, son muy visuales y muy marquistas, por estatus. Están acostumbrados a cierta calidad de producto, cuando esta nueva generación tome las riendas será diferente. La generación que toma las decisiones ahora tiene más de 50 años y no ha vivido la publicidad de la misma manera. Hay mecanismos para cambiar las cosas. Uno es la política. Solo hay que analizar la oficina Marca España, cómo se gestiona. De ahí hacia abajo te puedes hacer una idea de cómo va todo. Si en política se hicieran bien las cosas, las empresas se contagiarían. Pero el cambio tiene que venir desde arriba. Alberto Corazón decía que el mundo del diseño cambiará cuando un diseñador sea el ministro de Industria. No le falta razón.

Háblame del proyecto ‘Universo de emociones’.

‘Universo de emociones’ nace porque Gráficas Vernetta nos encarga una propuesta promocional y nos pide que contemos con alguien conocido. Así que decidimos hacer algo sobre emociones, y contactamos con (Eduard) Punset. La propuesta consistía en hacer un mapa gráfico para visualizar las emociones, cómo interactúan entre ellas y cómo están situadas en un espacio. En el primer ‘Universo de emociones’ teníamos localizadas 33 y en el último ya tenemos más de 300, y está científicamente probado. Es un cartel, y un libro que explica como funciona ese universo. Se está vendiendo por toda España, y lo que más ilusión nos está haciendo es que nos lo están pidiendo los colegios. Te encuentras clases con el mapa del mundo, el mapa del cuerpo humano y el de las emociones. Los profesionales de la psicología también nos han dicho que pasan las consultas mejor porque la gente tiene más facilidad para visualizar lo que le pasa.