«El humor es directamente proporcional a la inteligencia»

Raúl Salazar es viñetista de ‘El Jueves’, un tipo con muchas canas y una necesidad imperiosa de reírse de sí mismo como forma de vida. Acaba de estrenar una serie en la revista satírica: ‘El Profesor Migraña’

«El humor es directamente proporcional a la inteligencia»

«Hola. Nazco en Valencia. A los pocos meses ya me sale la primera cana, y a los 18 ya tengo el pelo gris. ¿Estrés? ¿Un susto? ¿Falta de sexo? No. Bueno, tal vez, podría ser, era joven, llevaba aparato y todavía no había llegado el reggaeton…», así se presenta el viñetista Raúl Salazar en ‘El Jueves’. La canicie es un tema recurrente en su conversación. ‘Un respeto a las canas’ es el blog que le catapultó a fichar por la revista satírica que sale los miércoles, pero sobre todo es una forma de poner sus credenciales sobre la mesa, un símbolo que viene a decir: «yo me río de mí mismo y de mi sabiduría». Y ante esta filosofía de vida sólo cabe asentir con admiración. Empezó publicando viñetas en el periódico de la Universitat Jaume I de Castellón, donde estudió Publicidad, aunque siempre tuvo bastante claro que se quería dedicar a la viñeta humorística de actualidad.

Te hago la típica pregunta: ¿dibujas desde pequeño?

Tú dejaste de dibujar de pequeño si no dibujas ahora. Todos dibujamos de pequeños. Yo, simplemente, no dejé de dibujar. Luego desarrollé la técnica a base de practicar.

¿En ningún momento te planteas estudiar Bellas Artes?

Siempre me he centrado en la actualidad y ya sabía que Bellas Artes no tenía salida. Me metí en Publicidad por los ‘storyboards’, la dirección de arte… Siempre he dicho que a mí me gustaría dibujar viñeta de actualidad. Yo no sé hacer cómic en el sentido de narrativa, no puedo trasladar de una viñeta a otra a ese personaje idéntico. Soy más de chiste. Y la actualidad es el mejor guión. Además, date cuenta que la viñeta de actualidad siempre está, aunque recorten de todos lados, eso siempre está.

¿Cómo te planteas el proceso de trabajo?

Trabajar desde casa y a última ahora entregar. Normalmente me dan pocas pistas, me dicen: «Doble página sobre la situación de Brasil desde tal punto de vista». Primero hago el guión, que es la parte más complicada porque hay que explicar lo que ha pasado y exige documentarse. Luego hay que buscar el chiste. Una vez tengo esto lo dibujo.

La exdirectora de ‘El Jueves’ Mayte Quílez fue agredida hace poco más de un mes a las puertas de su casa tras una portada contra los neonazis. ¿Ser viñetista se ha convertido en un deporte de riesgo?

Siempre piensas: ¿pero qué me va a pasar?. Y no le das más importancia. La peor censura ahora mismo es la de cualquier persona que se le vaya a la cabeza. Sobre este tema, la verdad es que no nos lo veíamos venir. Pensábamos que los que se iban a ofender no eran lo neonazis sino los enfermos de cáncer. Pero desde ese sector no hubo mucha crítica. Desde que yo estoy en ‘El Jueves’ las hemos tenido con familiares de autistas, con animalistas, es así todo el rato, siempre hay críticas. La portada de ‘El Jueves’ es siempre muy compartida y comentada, siempre da de qué hablar, siempre vas a ofender a alguien. No puedes agradar a todo el mundo. Al final, la cuestión es tomarse las cosas con sentido del humor.

¿Cambia la manera de enfrentarse a determinados temas los atentados en la sede del semanario satírico francés ‘Charlie Hebdo’?

No. Yo la revista de Charlie no la conocía tanto. A mucha gente de ‘El Jueves’, más mayores, les dolió mucho porque habían coincidido con alguna de las víctimas. Yo me lo tomé como una tragedia más, contra la libertad de expresión. Pero es fanatismo, van a hacer daño donde tienen notoriedad. Yo siempre he tenido esa libertad de dibujar y como nunca me han dicho nada… Cuando ocurren estas cosas lo tomas con más rabia. Obviamente cuanta más visibilidad tienes más te acojonas.

Supongo que determinados temas son muy difíciles de tratar con humor: los refugiados, el propio ‘Charlie Hebdo’…

El humor gráfico no siempre es humor, El Roto no hace humor, te toca la tecla. Un chiste es una comparación entre un elemento que entiendes y un elemento descontextualizado. Si haces humor en algunos temas llegas a tocar esos límites de humor negro que tanto triunfan. A mí me gusta tratar las tragedias con humor negro, que se escape la sonrisa pero que también sirva para reflexionar.

¿La sociedad española está acostumbrada al humor negro?

Siempre se ha dicho que el humor inglés es más inteligente que el nuestro. Al final, el humor es directamente proporcional a la inteligencia, si te sabes reír de muchas cosas más inteligente eres. ¿La sociedad española es lo suficientemente inteligente para reírse de sí misma? Y ahí dejo esa pregunta en el aire. No, nosotros tenemos mucha experiencia en humor gráfico: la revista ‘La Codorniz’ hizo humor durante el franquismo. Durante muchos años no hemos tenido la libertad para exprimir los límites del humor. ‘La Codorniz’ tenía que jugar con metáforas, y hasta hace nada no hemos podido desarrollar esa inteligencia del humor. El franquismo acotaba y limitaba mucho. Ese tiempo que hemos perdido no lo podemos recuperar al mismo ritmo que en otro sitios.

¿Acabas de estrenar una serie en ‘El Jueves’ sobre el personaje de ‘El Profesor Migraña’?

Es un profesor de Humanidades, con su taza de café llena de alcohol, expone temas costumbristas, del día tras día, cosas que están ahí, y lo expone como un cascarrabias. Ya ha hablado de los huertos urbanos, del boom de la segunda mano, de los padres que ponen nombre frikis a sus hijos… Ahora estoy pensando en hacer un tema sobre el manos libres, el cambio tecnológico es brutal y da mucho juego. ‘El Profesor Migraña’ tiene mucho de mi familia, somos bastante de quejarnos y mola.

¿Cuáles son tus referentes?

El evidente: Ibáñez. Ha influido a todos los viñetistas y se nota mucho a la hora de las posturas de los personajes o cuando alguien sale corriendo. Yo sigo haciéndole mucho guiños. ‘El Jueves’, Albert Monteys también me ha influido mucho. Muchas cosas de mi estilo nacen de él. Siempre coges cosas de otros. La revista ‘Al Ataque’, aunque era muy chusquera, me la compraba siempre, tenía colaboradores de calidad. Me he ido educando con eso.